lunes, 26 de octubre de 2015

MI VIAJE A CABO NORTE EN EL MS LOFOTEN

 

MS LOFOTEN


  Después de varios años con la ilusión de llegar a Cabo Norte, como sabéis, el punto más septentrional del continente europeo, situado en la isla Mageroya, en los confines de Noruega, por fin este verano de 2015, he podido realizar este sueño. Y desde luego que no me defraudó, sino todo lo contrario. Se cumplieron con creces todas las expectativas que tenía:  una maravilla de viaje, paisajes, gente, sensaciones, una naturaleza apabullante.......

    En este Blog voy a intentar contar lo mejor posible este viaje, por si a alguien le puede dar ideas o servir de ayuda, pues al hacerlo por mi cuenta, sin mediar ninguna agencia de viajes, tuve que buscar la mejor forma de combinar el recorrido en los diversos medios de transporte. Ello me llevó su tiempo, pues son muchas las opciones que hay, además teniendo en cuenta que Noruega es un país caro, tuve que buscar las opciones más económicas . Al final, pude hacer el recorrido de subida y bajada en 12 días, combinando avión, barco y tren.
      Todo me saló tal y como yo quería y había planificado, pero claro, cada uno tiene sus gustos y preferencias, así como sus posibilidades económicas y lo que ha valido para mí puede que no le guste a otros.
      De todas formas y por si a alguien le interesa, iré describiendo día a día, lo mejor que pueda, el recorrido y las vivencias que experimenté, así mismo adjuntaré algunas fotos y vídeos, para dar más amenidad al blog. A mi, desde luego, me sirvió de gran ayuda leer las diversas opiniones y experiencias que encontré en mis búsquedas por Internet de otros usuarios,

      Cuando empecé a preparar la hoja de ruta, que voy haciendo  tras buscar información y decidirme por tal o cual recorrido, lo primero que ví claro es que el recorrido de subida lo haría en barco de la compañía Hurtigrutten, que sale diariamente de Bergen ( en los meses de verano a las 20,00 horas.).
      La compañía Hurtigrutten, tiene barcos de menor tamaño que los cruceros, por lo que hacen el recorrido entre islas  y fiordos  muy pegados a la costa, dando servicio  a casi todos los puertos de la costa, llevando mercancias, pasajeros, correo, etc. haciendo que el viaje sea una maravilla, una preciosidad y una experiencia, al menos para mí, única.
   Dejo el enlace donde ver todo lo relativo a Hurtigrutten, barcos, horarios, reservas, etc. incluso se pueden seguir los barcos en cada momento y ver su webcam, entrando en cada barco o globálmente en el mapa. La URL es:  https://www.global.hurtigruten.com/ y luego esta otra, para seguir los barcos: https://www.hurtigruten.com/ships/
    
    Como decía lo primero que vi fue el tema del barco, pues había que reservarlo con tiempo, y era el eje principal sobre el que iba a bascular todo el proyecto. La reserva la hice en febrero de 2015 y la salida del barco era para el 01 de Julio del mismo año. Opté por el MS Lofoten,el barco más pequeño y más clásico  de la flota, y a la vez el más económico en los precios. (incluso en el mismo barco los pecios varían de unas fechas a otras, además del tipo de camarote.). En el barco la pensión es completa: además del camarote elegido, entra desayuno, comida y cena.

MS Lofoten
   En la foto de arriba estamos atracados en Havoysund, en una mañana espléndida para esas latitudes.
Se pueden ver todos los detalles del barco en la página de Hurtigrutten, en Ships.

     A partir de ahí, ya empecé con las reservas de los aviones. El primero Madrid-Bergen, con escala en Londres.  Y como mi idea era hacer el regreso de Cabo Norte hacia el Sur una parte en avión y otra en tren, reservé vuelos con la compañía Wideroe desde Honningsvag hasta Bodo, donde ya tomé el tren hasta Oslo. Esto ya lo iré detallando en el día a día.
      También reservé los alojamientos, dos noches en Bergen, (en un hotel económico), otras dos noches en Honingsvag, (en el hostal  Nordkapp Vandrerhjem, ya explicaré porqué me decidí por él),y otras dos noches en Oslo, en un hotel céntrico, pero económico, el Thon Hotel Astoria, eso sí, siempre en habitación individual y el camarote, también,
     Teniendo hechas ya las reservas principales, poco a poco y con más tranquilidad fui viendo y reservando alguna excursión, como Norway in a Nutsell, subida al monte Ulriquen 643, el Safari Birds,..

      Bueno voy a empezar el relato cronológico del viaje

 DIA 1º: LUNES, 29 DE JUNIO


             Salida de Madrid en vuelo de Norvegian, destino Londres-Bergen, a las 8 de la mañana del lunes 29 de Junio de 2015.El viaje se desarrolló con total normalidad, lo único que yo creí que el avión era el mismo después de la escala de Londres, pero hubo que cambiar de avión, con un pequeño susto en el transbordo, pues no caí que en el Reino Unido es una hora menos que en España, y de prisa y corriendo para hacer el trasbordo, pensando que no llegaba, hasta que buscando la puerta de embarque en la pantalla me dí cuenta que  allí era una hora menos y tenía tiempo de sobra. Un lapsus.

   La llegada a Bergen fue a las 13,45, el horario previsto. Ya antes de aterrizar los islotes que se veían por la ventanilla y algún gran puente me llamaron la atención.

                                                 Momentos antes de aterrizar en Bergen.


Una vez pasado el control, como la mayoría de los pasajeros tomé el autobús que va al centro y se coge en las mismas puertas del aeropuerto. Muy fácil. ya en ese pequeño trayecto fui disfrutando de lo que era un paisaje verde y húmedo, tan distinto del árido que esa misma mañana había dejado en Madrid. Lo primero que hice al bajar del autobús fue dirigirme al hotel Basic Bergen para tomar posesión de la habitación. Tras un pequeño paseo, una preciosa y amable joven noruega en la recepción del hotel, me dio la tarjeta de la que era una limpia y coqueta habitación.
  Una vez liberado de la mochila, -único equipaje con el que viajo, para poder moverme con facilidad , y en el que llevo únicamente lo imprescindible- tomé la cámara de fotos y a disfrutar de la ciudad.
     Una ciudad pequeña, con un centro fácil de recorrer, y gran cantidad de turistas, en la que todo gira en torno al puerto, donde están la oficina de turismo, el mercado del pescado, y el Briggen.
    Haciendo las primeras fotos ya me fui a tomar el funicular al monte Floyen, llamado Floybanen, desde donde hay una panorámica de la ciudad imprescindible de ver.


       Yo saqué billete de ida y vuelta pero se puede hacer solo la subida y bajar andando si se dispone de tiempo. Aparte de las hermosas vistas, hay unos sitios preciosos para pasear. Esta es una visita imprescindible, como digo, en Bergen.
    Una vez que bajé del monte Floyen, me fui hacia el Bryggen, y me adentré en sus estrechos pasadizos de madera, reconstruidos tras varios incendios tal y como eran en el siglo XII. Una joya. Y como no, para rematar la jornada una cena a base de salmón y otros  sucedáneos marinos en el Mercado del Pescado, corazón de la ciudad. Como veis un día  que dio mucho de sí,

DIA 2º: MARTES 30 DE JUNIO
            Este segundo día lo dediqué a hacer un recorrido clásico hacia el interior, que creo que nadie que vaya a Bergen debería perderse. Se llama Norway in a Nutsell (Noruega de  un vistazo) de la compañía Fjordtours, y en sus página web http://www.fjordtours.com/  y   http://www.norwaynutshell.com/en/explore-the-fjords/norway-in-a-nutshell/
se puede hacer la reserva, y elegir las diversas opciones que hay. Yo elegí la salida de Bergen en tren a las 8,43 a.m. hasta Voss donde se deja el tren y se hace el trasbordo a unos autobuses que están esperando en la estación. No tiene perdida. En estos dos recorridos tanto en el tren como el bus, recomiendo sentarse en las ventanillas del lado izquierdo en el sentido de la marcha, pues tiene las mejores vistas. Conviene ir con tiempo pues el tren se llena, y hay que recoger el billete que hemos reservado previamente por Internet. Yo lo canjeé en la propia estación, pues aunque se puede hacerlo en la Oficina de Turismo, está abarrotada de gente y en la estación como llegué con tiempo, estaba prácticamente solo, aunque luego el tren se llenaría. El viaje en tren bordeando un pequeño fiordo y un río bastante caudaloso nos anticipa lo que va ser una jornada de grandes sensaciones. En Voss vemos las primeras nieves y al poco las primeras cascadas del recorrido hasta Gudvangen, donde tomaremos un barco que nos llevará por el Sognefjord (fiordo de los Sueños), hasta Flam.


                             Primera cascada del camino de Voss a Gudvangen.

    No tengo palabras para expresar la belleza al contemplar desde lo alto el valle que desciende hasta Gudvangen, (pongo un par de fotos para que os hagáis una idea):




     Un paseo y las típicas tiendas de souvenirs en Gudvangen (cuatro casas), bajo la apabullante altura de las montañas circundantes, las torrenteras que descienden por sus laderas, la vegetación y el agua por doquier, hacen que el espectáculo que nos rodea sea algo majestuoso, del todo inolvidable
.


     Y a partir de aquí, ya en el barco, se van sucediendo multitud de escenarios, cada cual mas llamativo, repitiéndose las cascadas, las verdes laderas y las cumbres nevadas, hasta llegar a Flam a eso de las dos de la tarde.
      Aquí ya hay el movimiento propio de un lugar  turístico, ( aunque sin apabullar), donde comer  y pasear hasta la salida del Flamsbana, el tren que nos llevará a Myrdal, ascendiendo por la montaña, en otra exhibición más de la grandeza paisajística que nos rodea. Yo cogí el tren de las 15,52 que es el último que enlaza con el de Myrdal a Bergen. a las 17,58. Ya cerca de Myrdal el tren para unos minutos para  bajarnos y contemplar la impresionante cascada Kjosfossen Waterfall, donde una valquiria aparece tras unas ruinas bailando y saludando, dándole un toque turístico al lugar.
Adjunto foto:


   El tren continua su ascensión hasta Myrdal, donde en unos minutos sale otro para Bergen. Pero ojo, en Voss hay que hacer trasbordo tras una media hora de espera. Así como en la ida de la mañana, el tren iba lleno, en la vuelta de la tarde iba prácticamente vacío.  Pues bien este recorrido el día 30 de Junio de 2015 costó 1220 Nok., unos 150 Euros, es un poco caro teniendo en cuenta que sólo se paga los billetes de tren, barco y bus, que no entra nada más, ni tan siquiera hay guía, vas como un pasajero más y tú mismo tienes que buscar donde comer o llevarte algo y  estar al loro en los trasbordos, pero es fácil, pues todos hacemos el mismo recorrido, y merece muy mucho la pena.
Yo en un principio el trayecto Myrdal a Flam tenía previsto hacerlo andando y por mi cuenta, pero al final opté por Norway in a Nutsell porque me permitía tener una visión más amplia y en menos tiempo de una parte muy atractiva del centro de Noruega.
    A Bergen llegué sobre las 8 de la tarde, totalmente satisfecho de lo que había visto ese día, lo que me permitió dar otra vuelta, tranquilamente, por el centro antes de recogerme en el hotel.


DIA 3º : MIERCOLES 1 DE JULIO

       El miércoles día uno de Julio era el día marcado para iniciar la subida en el MS Lofoten hacia Cabo Norte. El barco salía a las 8 de la tarde, y el embarque se podía hacer desde las cuatro, por lo que dispuse de toda la mañana para hacer un último recorrido por Bergen.
       Para esa mañana tenía programado subir al monte Ulriquen 643, denominado así porque su altura sobre el nivel del mar son 643 metros. El autobús que se dirige hacia el monte sale muy cerca de la oficina de turismo y es inconfundible, de esos turísticos de dos pisos y color azulado  (foto)



El billete se saca en el propio autobús y salen cada media hora.Yo tomé uno a las 9,30 de la mañana, para tener tiempo suficiente para estar en la cumbre y pasear por allí arriba.  Es conveniente sacar ida y vuelta, porque está lejos para ir andando. En el billete ya va incluido el teleférico para subir al monte, que al ser más alto que el monte Floyen, tiene unas vistas más espectaculares,  Allí arriba el viento soplaba con fuerza, pero merece la pena subir , pues las vistas son muy amplias: aparte de ver la comarca de Bergen en toda su extensión, el mar y sus islas, vemos hacia el interior las cadenas montañosas llenas de nieve, lagunas etc. Como  digo una maravilla, y visita imprescindible también. Adjunto fotos:


 El monte Ulriquen 643, que domina toda la ciudad, desde el MS Lofoten.






Una vez que me sentí satisfecho de haber disfrutado de aquellas maravillosas vistas, descendí en el teleférico y tomé de nuevo el Ulriskbanen (bus) para regresar al centro. Todavía me dio tiempo a perderme otra vez por los angostos pasillos del Briggen antes de comer y  posteriormente dirigirme al hotel a recoger la mochila e irme caminando tranquilamente a la terminal de Hurtigruten en el puerto.








                                                             Exterior e interior del Bryggen.


         Una vez que llegué a la terminal presenté la reserva que había hecho por Internet en la página web de Hurtigruten con bastante  antelación, y me dieron un sobre a mi nombre con diversos folletos y la tarjeta de plástico con banda magnética  para acceder al camarote, subir y bajar del barco y pagar en el restaurante, y bar ( los pagos  una vez que la asocias con tu Visa ya en el barco).
       Después de recoger el sobre, se accede al interior de la terminal, donde una señorita, cuando se forma un grupo considerable de pasajeros, explica lo referente a los chalecos salvavidas, los pitidos de emergencia de la sirena, etc. (en Inglés y noruego, por lo que yo no me enteré nada más que de los gestos) y al terminar te ponen una pegatina en la tarjeta, como que has recibido la información para caso de emergencias. Esto es imprescindible para pasar al barco.
    Total que a eso de las 5 de la tarde ya estaba accediendo al barco. Lo primero buscar el camarote y dejar las pertenencias. Pequeño y económico, lo justo para dormir, pues no necesitaba otra cosa: la cama, un armario y el lavabo. Después a recorrer e investigar el barco hasta la hora de salida, por cierto que se retrasó casi una hora, por lo que parecía ser un problema con un señor en una silla de ruedas.


                  Terminal de Hurtigruten desde el MS Lofoten, al fondo el monte Ulriquen 643.


      El momento de la salida fue emocionante, por fin camino de cabo Norte. Todo estaba saliendo a la perfección, tal y como lo había planificado. Bergen fue perdiéndose en la lejanía, mientras en un mar en calma cruzábamos entre islotes bajos y algún puente inmenso de los muchos que se verían durante el recorrido. El sol fue bajando sin llegar a ocultarse en ningún momento, adquiriendo la atmósfera un precioso tono dorado. La mayoría de los pasajeros estábamos en cubierta observando con admiración el paso de unas imágenes largamente esperadas y unos colores preciosos que se ofrecían a nuestra vista.



Foto tomada a las 23 horas después de dejar Bergen.

       Como no se hacía de noche, ya llegó un momento, a eso de la 1,30 o las dos que decidí irme a la cama, pues el día había sido largo y muchas las vivencias. No sin pena dejé la cubierta, pensando lo que me podría perder,(el paso por Floro y Maloy), pero no me quedaba otra opción. La verdad es que esa primera noche dormí fenomenalmente bien, pues estaba cansado y el suave balanceo del barco hizo que en un momento cayese en los brazos de Morfeo.

DIA 4º : JUEVES 2 DE JULIO

        A eso de las 7,30 ya estaba en cubierta. El cielo con algunas nubes, pero una temperatura agradable. Estábamos cerca de Torvik, avanzando entre islotes preciosos y la costa, ya más montañosa que a la salida de Bergen, con algunas cumbres nevadas. En Torvik subió una  única pasajera, pero el barco  hizo su escala de 15 minutos como estaba marcado, y se descargaron mercancías. Adjunto dos fotos de este tramo:



         Tras dejar atrás otro gran puente de hormigón, llegamos a Alesúnd a  eso de las nueve de la mañana.


Vistas de Alesund

 Aquí el barco estuvo anclado 45 minutos, y subieron bastantes pasajeros, pues Alesund es una ciudad bastante grande. Aquí aprovechamos algunos para bajar del barco y dar una pequeña vuelta. En la tarde volveríamos de nuevo, tras ver el fiordo Geiranger. Este fiordo, al que llegamos  al final de su recorrido a las 13,30, para mí ha sido el más impresionante y bello de todo el trayecto. Las cascadas y torrenteras se sucedían una tras otra, la vegetación, la nieve, las bocas de otros fiordos que dejábamos a babor y estribor, todo ello le daba un aire de grandiosidad, que como digo para mí ha sido lo más bonito de todo el viaje. Este recorrido por el fiordo Geiranger sólo se hace desde el uno de Junio hasta el 31 de agosto, por lo que quien lo quiera disfrutar debe elegir entre esas fechas el viaje. Yo pasé el 2 de Julio y pienso que dos o tres semanas antes hubiera sido más impresionante, pues habría más nieve.  Aquí las palabras sobran, hay que verlo y disfrutarlo. Lo bueno que tiene es que lo disfrutas  dos veces, pues cuando se llega al final del fiordo, el barco da la vuelta y regresa a Alesund. 




      A Alesund regresamos sobre las seis de tarde y como el barco está casi una hora amarrado en el puerto, da tiempo a bajar y dar un paseo por los alrededores y hacer alguna foto. Enseguida nos ponemos en marcha camino de Molde. A esas horas de la tarde el cielo medio nublado y el sol bajo ofrecen unas notas de color que hacen las delicias de cualquier fotógrafo. Por ejemplo:


En Molde, donde llegamos sobre las 22 horas, suben los que se han apuntado a una de las excursiones que se hacen a lo largo del recorrido y que al mediodía bajaron en el fiordo Geiranger,  e hicieron el recorrido por el interior en autobús. Yo no me apunté a ella, pues aparte de ser bastante cara, preferí ir saboreando de nuevo la vuelta por el fiordo, ver Alesund  y las vistas a las que me he referido camino de Molde. Cuando lo creí oportuno, a altas horas de la madrugada me fui a dormir no sin dejar de pensar en todo lo que había visto y lo que me perdería durante las horas de sueño. Pero no quedaba otra, había que dormir un mínimo de horas.

DIA 5º : VIERNES 4 DE JULIO

     Cuando por la mañana subo a cubierta, se nota que el tiempo ha cambiado: grisáceo y neblinoso. La temperatura ha bajado. Legamos a Trondheim a las 8,30 y el barco no sale hasta las 12, por lo que hay tiempo para ver la ciudad, que aunque es grande, el centro se ve pronto. Yo aquí cometí el error de apuntarme a la excursión de ese día, pensando que iba a ver más y mejor la ciudad, pero me equivoqué, pues en realidad los que fuimos en la excursión la vimos menos, pues tras una breve visita a la catedral de NIDAROS, preciosa e impresionante, y ver un poco la ciudad desde el autobús nos fuimos a ver  a las afueras de Trondheim el museo de la música Ringve, que aunque está bien, gastamos allí y en el trayecto de ir y volver la mayor parte del tiempo que teníamos para estar por Trondheim. Yo esta excursión no la recomiendo, so pena que seas un fanático de la música clásica y sepas inglés. Menos mal que a la vuelta camino del sur, y ya por mi cuenta, pasé  de nuevo unas horas por Trondheim, y pude ver andando el centro y hacer las fotos que deseaba. Muestro alguna.







     Alas 12 del mediodía dejamos Trondheim, y navegando hacia el norte nos vamos adentrando en una zona totalmente grisácea y neblinosa ,donde incluso nos cayeron algunas gotas de lluvia, con un mar  liso como la palma de la mano, con pequeños islotes y el famoso faro Kjeungskjær (foto),  Una calma gris sobrecogedora, donde no veías nada a tu alrededor, mas que agua y niebla fundidas en total armonía, y de cuando en cuando la negra silueta de un islote como un cuerpo negro flotando sobre el agua.




       
        Después de este espectáculo, tan distinto a todo lo visto anteriormente, nos vamos adentrando por unos canales rodeados de verdes montes  donde la niebla se ha agarrado a las cumbres y desciende  por las laderas formando una atmósfera acuosa de una belleza irreal.



      Alas 21 horas llegamos a Rorvik, donde el barco estuvo media hora hacienddo las labores de carga y descarga, pero a mí me pilló cenando y no pude bajar a dar un paseo por el puerto.
   Tengo que hacer una salvedad en cuanto a las comidas en el barco. Aparte de lo diferentes que son a las nuestras, no entro a valorarlas  porque cada uno tiene sus gustos, y lo que a mi me gusta a otros no, etc.  Los desayunos y la comida son tipo buffet, hay un par de horas y tu te sirves lo que quieres y eliges la mesa que quieras. Eso sí, las bebidas las tienes que pagar, pues  no están incluidas en el "full board"  (la pensión completa del barco). El primer día asocias la tarjeta identificativa que te dieron al llegar con tu Visa y con ella pagas todo lo que consumas. La cena, ya es otro cantar, pues tienes asignado un sitio en una mesa para todos los días, y hay dos turnos:uno a las 18 horas (para nosotros sería la merienda) y otro a las 20,00 horas. El primer día eliges la hora que quieres y te dan el sitio en una mesa. Lo malo de las cenas es que, como son servidas por los camareros, se hacen eternas, pues duran casi dos horas, con lo que si llegas a un sitio, o te cruzas con algo digno de ver, o te levantas de la mesa, cámara en mano, o te lo pierdes. Esto me pasó a mi en Rorvik,
         

           Como podéis ver por las fotos, este tramo del trayecto, en el momento en que yo pasé por él, parecía que de pronto nos hallábamos en pleno invierno, pues el ambiente húmedo,  las nieblas y la temperatura de 8 a 10º (estábamos ya cerca del Circulo Polar), te hacían sentir esa sensación en todo el cuerpo. Y era el día 4 de Julio y en España la ola de calor  que había, mantenía unas  temperaturas por encima de los 40º. Así es que esa noche en el camarote daba gusto dormir con el edredón nórdico puesto, pensando la que estaba cayendo en Madrid.

        DIA 6º : SABADO 5 DE JULIO

     Este día amanece (por expresar el hecho de haber dormido unas horas), como dejé el viernes cuando abandoné la cubierta del barco para ir a dormir.: gris, nieblas altas o bajas, islotes, caseríos de cuando en cuando, cabañas de pescadores, etc. Esa noche habiamos pasado por Bronnoysund y Nesna, que me las perdí.
      A las 9,15 llegamos a Ornes, una pequeña localidad recién cruzado el Círculo Polar Artico. Aquí solo estuvimos 15 minutos, lo justo para estirar las piernas en el muelle, donde me llevé una gran alegría, pues allí había aparcado un Qasqai igualito que el mio. 

      
                                                                 Atracados en Ornes.

Después de Ornes, tuvimos un acontecimiento muy curioso, el llamado bautizo Polar. Esto consistió en que, todos reunidos en la popa del barco, y con un frío  cojonudo, el que  voluntariamente quería se dejaba echar un cazo de hielo y agua por la espalda. En eso consistía el bautizo polar. Todos estábamos abrigados lo mejor que podíamos, pero un marinero del Lofoten estaba en camisa de manga corta. Lo veréis en el video adjunto. Pasamos un rato muy gracioso viendo las reacciones de cada uno. Yo lo sentí mucho, pero no tuve valor para un segundo bautismo en mi vida. Me prometí que sí volvía otra vez sí que lo haría.






   Después de este entretenimiento, a lo largo de la mañana tal y como indicaba el parte meteoreológico del barco, (que cada día ponen en la recepción, con las previsiones del día siguiente,) el cielo fue clareando y llegamos a Bodo con un sol espléndido a las 12,30 horas.. Pasamos junto a la pista de aterrizaje del aeropuerto y no pude por menos de pensar que, si todo iba normal, allí aterrizaría yo en unos días.
     Otra curiosidad de ese día, es que una de las veces que bajé al camarote me encontré con un certificado, que dan a todos los pasajeros, que acreditaba el haber cruzado el Circulo Polar Artico.


En Bodo nos dio tiempo suficiente  para ver el centro de la ciudad, una ciudad muy dinámica, de donde parten los ferriys, entre otros sitios, a las Islas Lofoten, y el punto más al norte donde llega el ferrocarril noruego, y que yo había escogido para tomarlo allí en mi viaje de regreso hacia el sur. A las tres de la tarde partimos para Stamsund,  una pequeña, pero bonita localidad en las Lofoten. En este trayecto ya nos alejamos de la costa y se empezó a notar  más movimiento en el barco. Llegamos a las siete de la tarde,  y solo estuvimos media hora , lo justo para estirar las piernas y ver el pueblo.

Llegando a Stamsund y Stamsund


De Stamsund partimos hacia Svolvaer, la "capital" de las Lofoten. Un recorrido bordeando las siluetas de los picos puntiagudos que forman estas islas, de una belleza admirable. Svolvaer tiene bastante actividad, pues es el centro desde donde parten  safaris y lanchas hacia el fiordo de los Trolls (Trollsfjorden) y otras partes de las islas. En la plaza  había un mercadillo con las cosas típicas de esa zona, pieles, ropa, productos, etc. Se veían multitud de secaderos de bacalao, pero en esos momentos estaban vacíos.



                                                          Llegando a Svolvaer



A las 22,00 horas nos despedíamos de esta activa localidad para dirigirnos hacia el fiordo de los Trolls.  Este fiordo es muy pequeño, en comparación con otros, pero de una gran belleza también. Se entra por un estrecho pasillo, justo para barcos como los de Hurtigruten, pues los grandes cruceros no pueden, además dar la vuelta en su final les resultaría muy peligroso. Pongo unas fotos para dar idea de como es este precioso fiordo: 




          Una vez que dejamos atrás el Trollfjorden, fuimos navegando por estrechos pasadizos entre las numerosas islas, con mucha vegetación y salpicadas de solitarias viviendas y pequeñas poblaciones, de cuando en cuando algún típico puente de hormigón de los muchos que hay por aquí, pero siempre escoltados por los majestuosos picos de las Lofoten.



        DIA 7º : Domingo, 6 de Julio:


    Y así fuimos avanzando de nuevo hacia el continente, pasando por algunas localidades ( Stormakness, Sortland, Risoyhamn, Harstad ) que me pillaron durmiendo. A las 11,15 de la mañana  llegamos a Finnes, otra pequeña localidad donde estuvimos media hora, justo para para bajar y observar una pequeña concentración de vehículos antiguos, que se ve que al ser domingo, se reúnen allí para mostrar sus caprichos:


                                                                  Llegando a Finnes.



   Dejamos Finnes, tras pasar bajo su puente característico y entre canales más o menos amplios, salpicados de pequeños caseríos y solitarias construcciones , rodeados de una vegetación limpiamente verde y húmeda, nos fuimos aproximando a Tromso, la capital más grande al norte de Noruega.



      A las 14,30 horas , llegamos a a esta bonita y gran ciudad, con su blanca y moderna catedral , y su majestuoso puente (como no, de hormigón), desde donde todo se divisa. Aquí ya no cometí el error de Trondheim y no me apunté a la excursión organizada desde el barco. Como disponíamos hasta las 18,30, lo primero que hicimos algunos, fue dirigirnos hacia la catedral Ártica, situada en la margen contraria del canal. Para ello había que cruzar el puente, desde el cual, debido a su altura había unas vistas fenomenales. La catedral me pareció bastante simple, debido a que es una construcción moderna de grandes paneles de hormigón, eso sí muy blanca y original, pero que se ve de un vistazo.
Posteriormente el recorrido que hice por el centro de la ciudad, me pareció muy tranquila, no sé si porque era domingo o qué, pero no había trafico, y muy poca gente por las calles, con unas construcciones en madera de todos los colores, preciosas. La verdad que me encantó y me la imaginaba con la nieve en invierno que tendría que ser espectacular. 







                                                                           Catedral Ártica




                                                             Diversas imágenes de Tromso.


         Alas 18,30 dejamos Tromso y seguimos ascendiendo hacia el Norte, entre preciosos canales y cumbres nevadas, para recalar en Skjervoy a las 22,30. A esas horas solitario, con un sol bajo, dando al ambiente unos tonos dorados de una belleza espectacular. aquí estuvimos lo justo para dar un paseo rápido por la localidad y estirar las piernas.

                                                                                Skjervoy  

                                                         Foto tomada a las  23 horas

           Seguimos navegando, observando el sol de media noche en todo su esplendor, pero con un frío considerable a esas horas ya de la madrugada. Me fui a acostar con pena, porque  me iba a perder el paso por Oksforj y Hammerfest,  Pero no quedaba otra, en algún momento había que ir a descansar.


    DIA 8º:  LUNES 6 DE JULIO

                Amanecí el lunes en cubierta con día soleado y curiosamente por estas latitudes apenas había nieve en las montañas. Tampoco había arboles y escasa vegetación, dando prueba de las bajas temperaturas que impiden el desarrollo de una flora exuberante, como habíamos tenido hasta allí.   A Havoysund llegamos a las 8,45 en una mañana magnifica de sol, donde dispusimos de media hora para ver esta pequeña población tan aislada de todo. Aquí me llevé otra agradable sorpresa al ver "mi coche" aparcado en el puerto, mucho más al norte de Hornes, donde lo vi por primera vez.

                                    
                                                                Llegando a Havoysund    

                                     Cruzándonos con el Trollfjord de Hurtigruten
     
           Ya a estas alturas estaba muy cerca de la meta que me había marcado, pues Honningsvag que era la siguiente parada, marcaba para mí el abandono del MS Lofoten, que tan grato y acogedor me había resultado desde que me embarqué en él.


                            Ultimo canal, antes de llegar y primera vista de Honningsvag.


       Las bajas temperaturas que nos deparaba la cubierta del barco mientras navegábamos debido sobre todo al viento polar que recibíamos, se veían mitigadas cuando llegábamos a puerto, normalmente situados en lugares recogidos y al abrigo de los vientos nórdicos. Así ocurrió al llegar a Honningsvag, que aunque cambiante, la temperatura era más llevadera que navegando. Así ocurrió a las 11,15 de la mañana que fue el momento que pisé Honningssvag por primera vez.  Del barco salían excursiones para cabo Norte y el Safari Birds, pero yo preferí hacer esos recorridos por mi cuenta  con mayor tranquilidad ya que iba a estar hasta el miércoles allí. 
       Cuando llegué lo primero que hice fui dirigirme a la oficina de turismo, al lado mismo de donde atracamos, pues aunque Honningasvag es una localidad bastante extensa, lo que es el centro (los aledaños del puerto) es  muy pequeño y está todo a mano. En la oficina de turismo saqué los billetes para el autobus, el 330, a Cabo Norte, y para el SafaryBirds en la pequeña localidad de Gesvaer.
           No los había sacado por Internet, pero me dí cuenta que los precios eran los mismos, y de haberlos llevado ya, me hubiera evitado ese trámite en la oficina de turismo. De allí ya me dirigí al hostal Nordkapp Vendrerhjem, situado a las afueras, en el fondo de la bahía, a unos 2 Kms.  del centro. Cogí este hostal, pues a pesar de estar un poco alejado del centro no me importaba ir caminando,  observando y disfrutando del paseo, pues era lo que iba buscando. Además esta a mitad del camino entre el aeropuerto y el centro, lo cual el día de irme ya tenía hecho la mitad del recorrido. Otra razón es que era el más económico de los alojamientos allí. Una habitación individual, correcta. que era lo que buscaba. Y como había leído por Internet, en recepción una señora polaca muy amable.

Puerto y Lofoten al fondo, atracado en Honningsvag



Camino del hostal, al fondo a la derecha.


Secaderos de bacalao, camino del Hostal.


                               
                                           Nordkapp Vendrerhjem Hostel

             Una vez que había tomado posesión de la habitación y me había liberado de la mochila y repuesto fuerzas, regresé al centro, tranquilamente, disfrutando del paseo, haciendo fotos por el camino y observándolo todo con curiosidad y admiración: las casas de madera de llamativos colores, la bahía y los montes circundantes, a ratos cubiertos de niebla. Un verdadero placer. Pensar que me hallaba en el paralelo 71,  me producía una satisfacción enorme y todo lo veía con la avidez de saber que era algo probablemente irrepetible.
     A las cuatro de la tarde tomé el bus 330 camino de cabo Norte. Una carretera ascendente, estrecha y sinuosa,  salpìcada de pequeños lagos y regatos de agua procedentes de montoneras más o menos grandes de nieve, praderas donde los renos pacían tranquilamente.... Como en el autobús íbamos cuatro personas, al ir en primera fila era más fácil ver el recorrido. Dos eran dos chicas jóvenes que habían llegado en bicicleta y las habían metido en el portamaletas del bus, se ve que para evitar las difíciles subidas que le esperaban. En el momento de salir de Honningsvag, llegaba a  puerto un gran crucero. Sin duda el turismo es el medio de vida de esta localidad. A medida que íbamos ascendiendo y la tarde iba avanzando, el cielo se fue encapotando y la temperatura bajando, por lo que al llegar arriba hacía un frío de cojones (como diría mi tío Augusto que.e.p.d.). Y ahí estaba la meta. No era el lugar más bello ni el más espectacular de los que había visitado durante el recorrido, pero sí el más mágico, el que daba sentido a todo lo que había soñado. Esa era la mística del viaje: pisar cabo Norte. No importaba el frío, ni la falta de sol, el ausente sol de media noche que no llegaría. Lo importante era pisar aquel pedregal baldío que ponía fin a Europa por el norte, mirar el mar y saber que más arriba ya no había nada. Las fotos bajo la esfera armilar eran imprescindibles, y en ese momento no hubo problemas para hacerlas, no ocurriría así más tarde con los autobuses que traían la invasión de  los cientos de visitantes del crucero que había llegado por la tarde. Hasta ese momento pude disfrutar del complejo subterráneo, viendo la película que ponen sobre las cuatro estaciones en Cabo Norte, y viendo las diversas exposiciones y atractivos que hay en el complejo bajo tierra. Luego pasear y hacer fotos por los alrededores al borde de los acantilados y las esculturas del niño y la mujer y las medallas conmemorativas.. Todo ello antes de que fueran llegando las hordas del crucero, sobre las ocho de la tarde.
                                           







                                                             Diversas tomas de Cabo Norte

          Así es que como el sol brillaba por su ausencia, el frío era considerable y la plaga de turistas del crucero seguían llegando,  ya no esperé a coger el autobús de las 24,15, sino que me fui en el de las nueve y cuarto ( de la tarde-noche) y a las 10 ya estaba en el hostal, totalmente satisfecho, aún sin haber podido disfrutar del famoso sol de media noche. Pero allí es una lotería. Lo normal es que el cielo esté nublado, así es que  ¡lo dejaré para la próxima vez!. Como información diré que el bus ida y vuelta y entrada al complejo Nordkapp, cuesta 590 Nok. (unos 75 euros.).


        DIA 9º:  MARTES 7 DE JULIO

      Este día me levanté pronto, pues a las 8 de la mañana tenía que coger el autobús a Gjesvaer, para ir al Birdsafari. Este autobús es el  335, y sale de la oficina de turismo, pero tiene parada muy cerca del hostal, por lo que no hace falta ir hasta el centro, El recorrido hasta Gjesvaer es común con Cabo Norte los primeros Kilómetros, y luego las carreteras se bifurcan. El trayecto es muy similar: lagunas, curvas, subidas y bajadas, a veces montones de nieve, arroyos, etc. Este recorrido lo hicimos solos el conductor y yo y a ratos nos acompañó la lluvia.  Gjesvaer  es un pueblecito perdido, con casas desperdigadas a la orilla del mar, secaderos de bacalao y cuyo único atractivo, aparte del entorno, es la excursión para ver las aves árticas que anidan y viven en unos islotes cercanos.  Al llegar no había un alma, llovía y el aire frío me hizo buscar  refugio en la cantina-comercio de donde salía el barco. Afortunadamente, la señora me permitió estar allí hasta que  dejó de llover y pude salir a ver un poco los alrededores hasta el comienzo de la excursión. Como no había nadie y el tiempo no acompañaba pensé que iba a hacerla yo solo o se suspendería. Pero un rato antes de salir llegó un autobús con turistas, lo que me dio un poco de alivio saber que ya no estaba solo y la excursión se iba a realizar. Esta dura algo menos de dos horas, y al salir te puedes poner unos monos para el viento y el agua, que gracias a ellos el frío se pudo capear. Pero el recorrido es muy bonito, con unos islotes espectaculares y multitud de aves de diversas especies, destacando los glotones frailecillos en su hora de pesca, los cormoranes, alcatraces, águilas de cola blanca y otras especies menos conocidas, todas en su hábitat veraniego como son estas islas próximas a Gjesvaer. 






                                         
                                                                Diversas vistas del Birdsafari.

   Esta excursión, que yo hice por mi cuenta,  es un poco complicada, por lo apartada que está y sólo disponer de un autobús en la mañana, el de las ocho que regresa a las 2 y media, por lo que si sale un día malo como el mío no puedes disfrutar de la estancia allí y tienes que esperar como buenamente puedas hasta que salga el autobús de regreso. Por eso creo que es mejor hacer la que tiene programada Hurtigruten, que te trae y te lleva sin pérdida de tiempo, nada más llegar a Honningsvag, y dejar la ida a cabo Norte para el día siguiente. De todas formas creo que de haber hecho mejor tiempo hubiera podido disfrutar, mucho más,  matando el tiempo viendo los alrededores mientras esperaba el bus.
       El viaje de vuelta fue casi todo con lluvia, y la tarde ya en Honningsvag, la pasé recorriendo todo el pueblo de arriba abajo haciendo fotos, a ratos con lluvia a ratos con sol, y visitando el Artico Icebar, propiedad de un matrimonio español, todo él de hielo y disfrutando el chupito con que te obsequian, en baso de hielo, por supuesto.







Diversas imágenes de Honningsvag


    
DIA 10º:  MIERCOLES 8 DE JULIO

El día que me iba a despedir del paralelo 71, e iniciar el camino de retorno al Sur, me recibió con un sol espléndido, por lo que aproveché las primeras horas, antes de salir caminando hasta el aeropuerto de Valan-Honningsvag, para ascender un poco por los altos que había detrás del hostal, desde donde se veía una vista general de la bahía, y los regatos corrían entre verdes pastos. Una despedida muy agradable, tanto por el buen tiempo que hacía, como por por la visión que me ofrecía el entorno. 




Camino al Aeropuerto
     
    A eso de las once me fui tranquilamente caminando hacia el aeropuerto y como en media hora ya estaba allí. Yo creí que iba a haber más movimiento, pero se puede decir que estaba sólo, Tan solo a última hora llegaron otros dos chicos y dos señoras y en total viajamos 5 personas, más la tripulación. El vuelo era en un De Havilland DHC Dash 8, que son los pequeños aviones que utiliza Wideroe para sus vuelos regionales. Un viaje corto hasta Hammerfest de media hora. Se puede ver un pequeño video que hice, en You Tube : https://www.youtube.com/watch?v=kGcYJ0aPapk


Dash 8 y Cabo Norte desde el aire



 Aeropuerto de Hmmerfest y trasbordo a  otro Dash-8


Aeropuerto de Tromso

  En Hammerfest hice trasbordo enseguida a otro Dash 8, para dirigirme a Tromso. Aqui ya tuve que esperar una hora más o menos para coger otro vuelo, esta vez en un avión un poco mayor, el ATR 72, para ir de Tromso a Bodo. Como había cogido el billete más económico, me supuso hacer estos dos transbordos, lo cual no me importó, pues yo disfruto lo que son los prolegómenos del vuelo tanto como el vuelo en sí, pues los aviones son mi debilidad, hasta el punto que hace dos años estuve en Oskosh,-Wisconsin-USA, donde cada año más de 10.000 aparatos voladores, de todo tipo, se reúnen en un festival inolvidable. 

                                                    
Estación de tren de Bodo.
        A Bodo llegué sobre las 5 de la tarde, y como el tren que iba a tomar salía a las 21,15 de la tarde, me fuí caminando hasta la estación en un paseo muy agradable. El barrio que hay entre el aeropuerto y el centro de Bodo es precioso, con las típicas casas multicolores de madera. Por el centro estuve haciendo tiempo hasta la salida del tren, que reservando el billete con tiempo sale muy económico, hasta Oslo (349 Nok, unos 43 €), con transbordo en  Trondheim y Hamar. El  tiempo total son unas 21 horas, desde las nueve de la tarde/noche hasta las 6 de la tarde del día siguiente. A quien le guste viajar en tren no le va a importar tantas horas, pues los paisajes son preciosos, y como no se hace de noche no dan ganas de dormir por ir viendo el recorrido tan variado, aunque yo a eso de las dos  ya me venció el sueño y logré dar una cabezada.
Por el interior tras dejar Bodo
Desde el tren, tejado de hierba.

DIA 11: JUEVES 9 DE JULIO


 A las ocho menos cuarto de la mañana llegamos a Trondheim, donde se hace el trasbordo  a otro tren que sale dos horas más tarde, tiempo suficiente para dar una vuelta por la ciudad y hacer las fotos que no pude hacer en la subida. Tengo que decir que yo elegí este trayecto a posta para ir viendo el interior de Noruega y así ver el país desde otra perspectiva distinta a lo que es hacerlo por la costa. Y la verdad que me encantó; tiene que ser maravilloso hacer ese recorrido en coche sin prisas y parando donde tu quieras, porque se ven verdaderas maravillas también por el interior.  Desde el tren lo disfrutas, pero muy fugazmente. La mayor parte del recorrido la vía va paralela a diversos ríos, entre bosques de abetos o asciende montañas, cruza valles y luego va descendiendo suavemente por verdes y húmedos parajes donde divisas pueblos y preciosas y coloridas construcciones de madera. Me llamaron mucho la atención las casas con tejados de hierba, aunque había visto alguna desde el barco por la costa, en el interior se ven muchas más. Así llegamos a Hamar  próximo a  Oslo, donde  se trasborda a un tren de cercanías y ya se nota la influencia de la capital.
       A Oslo llegué sobre las seis de la tarde,. Había cogido el hotel muy cerca de la estación, por lo que dejé la mochila y me dio tiempo a ver el centro de la capital, ya que no es una ciudad muy grande y se patea andando sin problemas. De Oslo no voy a hablar porque es una cuidad moderna de corte europeo, con gentes de todo tipo y mucho turismo.


        
Palacio Real

Parlamento Noruego

Ayuntamiento

Las tres instituciones de Oslo.


DIA 12 : VIERNES 10 DE JULIO

Este último día  me levanté pronto, para dar otra vuelta por  Oslo hasta la una que tomaría el autobús a Rygge, para regresar a Madrid con Ryanair. Lo primro fui a ver el ayuntamiento, que tiene un hall muy interesante con unos frisos y pinturas impresionantes, y en el patio exterior una serie de tallas policromadas  representando tradiciones noruegas.



                   Hall y algunas de las tallas.

    Como no podía dejar de ver el moderno y albo edificio de la ópera, me dirigí hacia allí, desde donde ascendiendo a la parte más alta se observan unas hermosas vistas de la bahía y la ciudad. Con esta visita dí por terminada  mi estancia en  Oslo. Una visita breve, pero suficiente, para tener una noción general de lo que es la capital de Noruega. De allí regresé al hotel para cargar por ultima vez con la mochila, y coger el autobús coordinado con el vuelo que salía para Madrid a las  15,30 . Por lo que a eso de las 6 ya estaba "disfrutando" de la ola de calor que en esas fechas había en España.




Vistas de, y desde, la Opera .
    Bueno pues este ha sido el relato de mi viaje . No sé si alguien habrá llegado hasta aquí. Si alguien lo ha hecho  espero que le haya resultado ameno. De lo que sí estoy seguro es de que quien llegue hasta aquí también tendrá el sueño de llevarlo a cabo, si todavía no lo ha hecho. No lo dudes, si puedes: hazlo, este es es tu viaje, no te defraudará.  Lo puedes adaptar a tus gustos y circunstancias, sólo o acompañado, gastarte más o menos , darle la duración que tu quieras, etc. siempre manteniendo el barco de Hurtigruten como eje principal de todo. Yo lo he hecho de esta forma buscando un equilibrio de días de duración y coste. Pero en el barco he visto de todo: quien llegaba hasta Kirkenes y volvía a bajar en el mismo barco hasta Bergen, quien se bajaba en Kirkenes y tomaba el avión hasta Oslo, lo más rápido, quien se fue quedando en diversos puertos para luego retomar otro barco, Había dos chicas belgas con las que coincidía en la mesa al cenar, que después de llegar a Kirkenes, bajaban hasta las Islas Lofoten donde se quedarían 12 días haciendo marchas y excursiones. Es decir que cada uno lo hace a su manera. Yo lo único que puedo decir es que me encantó tanto que volvería a repetirlo con más tiempo, disfrutándolo a conciencia, embriagándome de la verde naturaleza, el agua, las nieblas, el sol de las horas nocturnas, el frió, el aire tan puro, la sensación de bienestar sobre cubierta y, porqué no decirlo, esa libertad, esa fantasía, de poder gastar las horas solo mirando el carrusel de escenarios que pasaban por delante de mis ojos. 

        Espero que os haya gustado y si tenéis alguna pregunta no dudéis en consultarla.

                                         Un Saludo. 

                                                    Jesús M. Calzada

                                 

6 comentarios:

  1. Jesus: Enhorabuena por el blog. Me ha parecido estar haciendo el viaje en el barco y recorriendo los fiordos.Espero tener tiempo cuando me jubile dentro de 3 años y hacerlo de una forma similar al que tu has echo. Así que me servirá de guía para planificarlo mejor y poder disfrutarlo como has echo tu.
    Augusto

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Enhorabuena, un gran relato. Siento una envidia sana. Este recorrido lo tenemos en mente para poder hacerlo cuando podamos.lo guardo en mis favoritos.
    Gracias por compartir.

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    1. Gacias, Angel por tu comentario. Me alegro te haya gustado, un saludo

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  4. Enhorabuena,,,,,Fantástico.
    Lo tengo en mente , pero hacerlo en autocaravana.

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